Emprender es una forma de encontrar trabajo, de hecho, es más bien crear un trabajo a medida y, en algunos casos, la única vía para poder trabajar. Hace años yo tuve que elegir entre seguir buscando trabajo o ser free lance (esta es la historia de cómo comencé a trabajar desde casa) y, la verdad, creo que no me ha ido mal.
¿Errores como free lance? A lo largo de estos años he cometido unos cuantos, y los que seguramente me quedan… Sin embargo, los errores me han servido para aprender y del aprendizaje de mis errores he conseguido tener un negocio que funciona. Y bueno, de esos mismos errores se nutre también este blog…
De hecho, ahora son muchos los emprendedores que solicitan mis consejos o, incluso, que me piden ayuda para comenzar a trabajar por cuenta propia. De hecho, ya he tenido algunas sesiones formales de asesoría y consultoría para trabajar desde casa o para emprender. Y es aquí donde, de nuevo, me encuentro con algunos de los errores más comunes de los emprendedores.
Triunfa como free lance: errores básicos que no deberías desaprovechar
Estos son todos los errores fatales para un negocio freelance:
1. Desaprovechar la red de contactos del free lance
¿Qué freelance no sueña con tener una gran cartera de clientes desde el primer día? Lo ideal sería que, nada más comenzar, todo el mundo conociera el negocio y sus servicios y, por supuesto, que estuviera dispuesto a dar un voto de confianza al emprendedor. La realidad es bien distinta.
Una buena forma de comenzar (y una de las más desaprovechadas) es utilizar la red de contactos para encontrar esas primeras oportunidades de demostrar la valía profesional.
2. No tener un plan para captar clientes
Ya lo dije antes: lo ideal sería que los clientes encontraran el negocio por arte de magia, pero no es así. Cuanto antes se acepte que hay que “salir” a buscar a los clientes.
Por ejemplo, yo empleo varias estrategias desde el principio y una de las más efectivas siempre ha sido “salir a picar puerta”, pero también hay que aprovechar las ventajas de Google para posicionar un negocio.
Por supuesto, al pensar en que los clientes encuentren el negocio, hay que tener claro que ello conlleva una inversión: inversión en dinero o inversión en tiempo (aunque lo más probable es que sean ambas).
3. No planificar gastos free lance
Emprender no es barato. En la mentalidad de los emprendedores debe fijarse que:
- Antes de empezar el negocio se gasta dinero
- Pasarán varios meses (o incluso un año) antes de que ingresos sean suficientes como para que el negocio se mantenga por sí solo. Y alguno más para que sea rentable.
Así que antes de convertirse en un free lance hay que pensar muy bien en cuáles van a ser esos gastos y en si será posible afrontarlos, y no solo al empezar el negocio, sino también en todo ese periodo que va desde que se abre el negocio, hasta que los ingresos dan lo suficiente como para que este se mantenga por sí solo.
Cuando se abre un negocio hay que hacerlo con dinero suficiente para afrontar los primeros meses y no está de más desarrollar un plan de ahorro para asegurar el buen funcionamiento del negocio para esquivar sorpresas tales como un periodo de baja demanda.
4. Pensar solo en beneficios
Que en la factura que se emite hay solo ganancias que van directamente al bolsillo del emprendedor es uno de los pensamientos que muchos de los que inician con un negocio por cuenta propio dan por seguro.
Sin embargo, no todo son beneficios, y una parte de esas facturas deberá destinarse a cubrir gastos. De otra, hay que pensar que el free lance es solo un intermediario y que, llegado el momento, la administración la demandará la parte que le corresponde (IVA, retenciones y demás). ¿Sabías que yo gano 3.000€?
5. Realizar presupuestos bajos
Realizar presupuestos bajos es la mejor forma de atraer clientes que no interesan. Así que son la manera más rápida de acabar con un negocio, ya que no hay nada más desmotivador que no recibir la justa retribución por un trabajo bien hecho.
Además, cuando se realizan presupuestos demasiado bajos, es difícil salir de esa dimámica, ya que todos los clientes esperarán los mismos precios.
Lo mejor es conseguir que te contraten por ser bueno; es cierto que el proceso será algo más largo, pero merece la pena porque se está trabajando en el valor de marca. Un buen profesional pone el precio que considera justo según sus conocimientos, su formación y su experiencia.
6. Creer que todo el trabajo está relacionado con los servicios que el negocio ofrece
Sin duda, uno de mis errores “favoritos”. Al pensar en convertirse en trabajador por cuenta propia es fácil caer en la tentación de soñar con clientes ideales, con la libertad de poder realizar el trabajo tal y como se desea, con poder trabajar con un horario libre, con lo caer en los errores de las empresas en las que se ha trabajado,… En definitiva, en ser tu propio jefe.
Pero, jefes grandes o pequeños, incluso free lance, todos tienen obligaciones y tareas que cumplir. Así que, las horas de trabajo totales no serán solo las que se atiende el negocio y “se hace dinero”.
- Captación de nuevos clientes
- Atención al cliente
- Fidelización
- Preparación de presupuestos
- Revisión del estado de pagos de facturas
- Recordatorios de pagos
- Estado de cobros
- Control de stocks
- …
Y aquí hay dos opciones:
- O el freelance destina parte de su tiempo a realizar esas tareas
- O contrata a alguien para que las realice
En cualquiera de los casos, es un gasto importante, o un gasto de tiempo que no se puede destinar a trabajar, o un gasto dinero para pagar a la persona que realiza esas tareas. Aunque lo más normal es que, en cualquier caso, sea un gasto de tiempo y dinero al mismo tiempo.
7. No escuchar al cliente del free lance
El más clásico de los errores del emprendedor novato es, precisamente, creer que sabe exactamente lo que el cliente necesita. No siempre es así. Y aun cuando lo es: hay que escuchar al cliente, y no solo por lo que dice sobre el producto o servicio que necesita, sino todo lo que comenta (o deja de comentar) sobre por qué quiere contratar nuestros servicios y no los de la competencia.
Solo una vez que se aprende a escuchar al cliente se le puede ofrecer el producto o servicio por el que confiarán en tu empresa, y no en la de otros.
8. No estar dispuesto a aprender
Después de años de experiencia en empresa y de años de experiencia trabajando por mi cuenta, podría parecer que lo sé todo sobre mi trabajo y sobre cómo gestionarlo desde casa… ¡Ni remotamente! Y no solo por el avance imparable de las tecnologías, sino porque hay mucho sobre lo que aprender, tanto en mi profesión, como en la gestión de un negocio online.
Recuerdo que, cuando salí de la Universidad, creía que lo sabía todo. Mi técnica era “perfecta”, muy depurada, muy limpia, de manual, vamos; sin embargo, tarde poco en comprender que yo solo sabía la teoría, pero la práctica es otra cosa. Ahora soy, quizás, menos perfecta, pero mucho más eficaz en mi trabajo.
9. No escuchar a quienes tienen más experiencia
No soy de las que creen que haya que quedarse anclados en el pasado, ni mucho menos, y tampoco creo que exista una única forma de llevar un negocio. Cada emprendedor debería conocer su negocio lo suficiente como para gestionarlo tal y como el negocio lo requiere.
Pero cuando un negocio funciona, y funciona desde hace tiempo, eso es porque quien lo gestiona sabe bien cómo hacer que funcione, así que cuaquier consejo será valioso para un emprendedor.
En estos años, he tenido muchos y muy buenos maestros, algunos me han enseñado a desarrollar de forma eficaz un proyecto de trabajo, y otros me han enseñado (y no siempre por las buenas) a manejarme en el peligroso mundo del trabajo por cuenta propia y a defender mis derechos.
10. Tener miedo a reclamar facturas
Después de desarrollar un proyecto, sienta bien recibir la recompensa… Sí, bueno, en forma de felicitación o de sentimiento de trabajo bien hecho, también, pero sobre todo, de recompensa económica.
Lo ideal sería que todo producto entregado según lo acordado entre emprendedor y cliente se pagara también en los tiempos acordados; sin embargo, no siempre es así y, a veces, pasa mucho tiempo hasta que el importe acordado aparece en la cuenta bancaria.
Si hay algo a lo que muchos emprendedores novatos tienen miedo es a reclamar el dinero por su trabajo.
“Cómo hacer para que mis clientes me paguen” uno de los aspectos sobre los que más consultas recibo y, lo más curioso es que, cuando pregunto que si le han reclamado, la respuesta habitual suele ser:
“No. Me da vergüenza”.
¿Vergüenza? No se está pidiendo una limosna, ni un favor, se pide el dinero por haber hecho un trabajo, por haber puesto a disposición del cliente experiencia y formación. Así que hay que pensar que, recibir la retribución acordada, es solo una fase más del proceso de trabajo.
Lo ideal sería que todos los clientes pagaran a tiempo, pero no es así. Sin embargo, los gastos llegan regularmente; así que un emprendedor que no esté dispuesto a perder la vergüenza a reclamar facturas, está condenando su negocio al fracaso, irremediablemente.
Un free lance con un negocio propio
Cuando se emprende, hay que dejar de lado los propios miedos, inseguridades y prejuicios y empezar a pensar en cómo hacer crecer el negocio, para lo cual, será necesario conocer los propios derechos y deberes y tener muy claros los objetivos.
Solo así el emprendedor pondrá en marcha su idea de negocio y se convertirá en empresario con un negocio real.
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Hola amiga una aportación a tu bonito blog es tener miedo a las ventas, todos en algún momento tienen miedo a vender y las ventas son el pulmón de una compañía la lista de contactos es muy buena perfecta pero el prospectar clientes te hara abrir una cartera de cliente de allí te llevara a la planificación de producción cuanto producto haras en el mes besoooooosss….
Hola:
Efectivamente, el miedo a la venta es también muy común y en general, todo lo que tiene que ver con captar nuevos clientes y el primer contacto con los potenciales clientes da bastante pavor y, al final, vender es la base del negocio, así que: ¿por qué tenerle miedo?
Un saludo y Gracias por tu comentario.
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Reblogueó esto en Acción Táctica.
Gracias
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Hola María
Yo añadiría: ‘No confundir oficio con negocio’
Puedes ser muy bueno en lo tuyo, pero venderlo en la red es harina de otro costal. No hay más remedio que destinar una cantidad importante de dinero para la formación en Marketing online en alguna de sus variedades. A mí en particular, me gustan los cursos de copywriting.
Hay muchos cursos en el mercado para todos los gustos y bolsillos. Pero los más interesantes son los que ofrecen además un grupo en el que poder relacionarte con otros alumnos. De esta forma, aumentas tu red de contactos con gente afín a tu negocio.
Un abrazo