Es curioso, como en solo unos meses ha cambiado el mundo laboral, sobre todo, en relación al teletrabajo hoy y ayer:
Hace algunos meses recibí una interesante propuesta de trabajo de una importante empresa del sector textil. Según ellos, mi perfil se ajustaba muy bien a lo que estaban buscando en aquel momento; sin embargo, había una condición esencial para convertirme en la candidata ideal: Se trataba de una oferta de trabajo presencial.
Desde el principio, dejé claro que no estaba interesada en un trabajo que no pudiera desarrollar desde casa, al menos, la mayor parte del tiempo. Aunque, claro, la oferta era muy tendadora, así que mi contraoferta incluía:
- Mudarme a la localidad en la que se encontraban las oficinas (o a una cercana).
- Trabajo presencial durante un periodo de prueba de un mes
- Disponibilidad absoluta para asistir a reuniones, eventos y en cualquier ocasión en la que mi presencia fuera imprescindible.
- Trabajar desde la oficina el 20% de las horas de trabajo semanales.
- Disponibilidad total de contacto en horario de oficina, después de todo, así es ahora mismo mi jornada de trabajo.
- Plazos de entrega de proyectos según necesidades y horarios.
Y, aunque creo que mi propuesta era más que justa, al final no llegamos a un acuerdo. Yo no estaba dispuesta a renunciar al trabajo desde casa, y ellos no estaban dispuestos a plantearse el teletrabajo como una opción viable.
Motivos para decir si/no al teletrabajo hoy y ayer
Por mi parte, tenía muy claros los motivos para no renunciar a la posibilidad de trabajar desde casa:
- En este momento me interesa mucho mantener la ventaja de la conciliación que me ofrece el trabajo en casa.
- Tenía la capacidad de negociar y valorar mis opciones. El volumen de trabajo y clientes que manejo es bueno, la oferta de trabajo era una posibilidad más, no una necesidad.
Por su parte, no sé el porqué de su negativa, aunque se me ocurren varios razones:
- Que crean que un trabajador que está en la oficina es más productivo.
- Que piensen que, de cara a marcas, firmas, colaboradores y grandes clientes, un gran edificio repleto de trabajadores que dan el callo da sensación de empresa “que va muy bien”.
- Y esta es mi favorita: Que si “la nueva” llegaba ahora imponiendo como requisito el teletrabajo, a ver qué hacían con los empleados que llevaban tiempo demandando más flexibilidad horaria y mejores condiciones para la conciliación.
Puede que haya parecido algo injusta a la hora de redactar los motivos de la empresa para decir no al teletrabajo, pero hay una cosa que aun no he dicho sobre esta empresa: se trata de una tienda online y no dispone de tiendas físicas; es decir, que ofrece sus servicios de forma digital y el contacto con sus clientes es completamente online. Así que, el hecho de que su negocio esté basado en ganarse la confianza de sus clientes para que hagan compras online, pero que no confíen en que sus empleados puedan desarrollar su trabajo de forma virtual me pareció bastante sorprendente. Y algo incongruente…
A mí favor añadiré que, además, la mayoría de los proyectos que yo hubiera gestionado, serían proyectos virtuales, en los que trabajaría yo sola con mi ordenador. En la oficina, sí, pero sola.
Teletrabajo en la actualidad
Durante el tiempo de confinamiento he pensado mucho en la oferta de trabajo de aquella empresa y en cómo pueden cambiar tanto las cosas en tan poco tiempo.
Siendo un negocio online, y teniendo en cuenta que las ventas online han pasado por uno de sus mejores momentos gracias al confinamiento, no creo que hayan perdido volumen de trabajo; de hecho, como clienta suya, he visto cómo se agotaban en tiempo récord las tallas de muchos de sus productos.
Sin embargo, al no ser un trabajo esencial, lo más seguro es que el trabajador haya tenido que realizar el trabajo desde casa, tal y como yo lo hubiera hecho desde el principio.
Tampoco tengo información sobre cómo habrán ido las ventas internacionales, que es el sector que a mí me interesaba; quizás haya habido un descenso o quizás un parón en las ventas. Todo esto son suposiciones…
El teletrabajo llegó sin avisar y para quedarse
Sin embargo, ahora que las empresas vuelven a funcionar, en la “nueva normalidad” puedo imaginar que esta misma empresa se habrá puesto las pilas para que todos los empleados cuya presencial no es esencial en la empresa, puedan realizar su trabajo desde casa.
Lo que también pienso es que, si hubieran valorado mi propuesta (y las que seguramente llevaban haciendo muchos de sus empleados desde hace tiempo), la empresa hubiera tenido buena parte del trabajo hecho cuando el teletrabajo dejó de ser una opción, para convertirse en la única forma de mantener la actividad empresarial. (Además, en mi caso, hubieran contado con un experiencia como un valor para adaptarse rápidamente…).
Tenía muchas ganas de compartir esta experiencia porque es un buen ejemplo de cómo pueden cambiar las cosas en muy poco tiempo, y de forma repentina. Llevamos años escuchando que el teletrabajo será el futuro, pero las empresas seguían considerándolo un futuro muy lejano.
Creo que ninguna empresa pudo prever que tendrían que cerrar de forma inminente y poner a sus empleados a trabajar desde casa “de la noche a la mañana”, ahora lo que queda es aprender de los errores pasados y tener una visión de empresas en las que la oficina no es el corazón del negocio.
[…] Internet ha facilitado muchísimo las cosas a los que nos ganamos el sueldo sin salir de casa y el confinamiento lo ha impuesto a la gran mayoría de la […]
Muy buen story telling María.
En exitoyempresa [1] compartimos tu punto de vista. Muchos paises ya se nos habian adelantado con el teletrabajo. Como todo cambio, al principio cuesta pero pronto se ven sus frutos. Ahora, forzosamente, el daño ha sido mucho mayor que si se hubiese hecho de forma controlada.
Seguramente en unos años veamos como el modelo de la semana de 5 días tradicional también evolucione de utopia empresarial a realidad [2].
!Un saludo!
Hola María
También está la visión de que los freelances son trabajadores de segunda categoría que tienen que adaptarse a todo lo que les diga la empresa porque no les queda más remedio para sobrevivir.
Un abrazo
Hola Jerby:
El futuro de los freelance sigue en el aire, veremos que ocurre este verano, porque las empresas aun no están al 100% y uno de los efectos colaterales es que se reduce la inversión en personal externo (freelance).
Por mi parte puedo decir que muchos de mis clientes ya me han indicado que prevén que tardarán varios meses en recuperarse (y que no pueden contar conmigo en este periodo); otras tiene proyectos seguros hasta mitad del verano, pero luego, al caer su actividad comercial, no saben cómo les irá una vez que terminen los contratos que tienen firmados.
Un saludo
No me gusta trabajar online, terminas saturada y estresada.
Hola María,
Hasta hace poco, los típicos comentarios que recibía de mi entorno eran: “qué suerte poder trabajar desde casa, tan tranquila…” Ahora que lo han probado, ven que no es tan sencillo.
Yo llevo trabajando así desde 2012 y me gusta la libertad que me ofrece, pero es cierto que durante el confinamiento se me ha hecho muy difícil. Lo más importante en el teletrabajo son las rutinas y poder desconectar y, encerrados en casa, es imposible separar trabajo y hogar… al final no sabes ni en qué día vives!
También creo que esta experiencia ha servido para que las empresas se den cuenta de que el teletrabajo no es mover la oficina a casa, hace falta una transformación más profunda y un cambio de mentalidad. Es necesario dejar de trabajar contando las horas y empezar a trabajar por proyectos, y también es necesaria una mayor flexibilidad de horarios, seguir contando las horas y buscando los trucos para saber si un empleado está sentado trabajando no creo que ayude mucho a la productividad (y sé que muchos jefes lo han hecho durante el confinamiento).
Ánimo y un saldo