¡Qué fácil es ser mamá y freelance!

A menudo sonrío al recordar cuando me decían lo fácil que me iba a resultar compaginar la maternidad con mi trabajo:

“Lo vas a tener muy sencillo ya que podrás trabajar mientras el bebé duerme o ponerla al pecho y seguir tecleando sin problema”.

La verdad es que me tragué el cuento completo. Tenía muy claro que acababa de despegar y me habían hablado de un destino maravilloso, en el que todo era sencillo, pero al aterrizar en la maternidad me encontré en un entorno desconocido, con un bebé que no era ni dormilón, ni independiente, y me costó mucho encontrar mi sitio.

Pero el tiempo fue pasando, y me adapté a la nueva realidad de ser mamá y freelance, hasta que llegó el 2020…

2020 no será recordado como el mejor de los años, pero sí que ha tenido cosas buenas, por ejemplo, para mí, un grupo de apoyo de maternidad creado por la necesidad de pasar al entorno virtual las otrora clases presenciales de preparación al parto. El grupo se ha convertido en más que un aula virtual y allí compartimos nuestras experiencias, nuestro aprendizaje, nuestros días malos, nuestros descubrimientos… Y fue precisamente un descubrimiento el que dio origen a este post: una de las mamás recomendo El Meteorito, de Amaia Arrazola donde retrata y relata cómo su vida cambió con la llegada de su pequeña.

El libro está realmente bien, tanto para mamás novatas, que se sentirán muy identificadas, como para las que, como yo, ya sabemos que nada volverá a ser igual después de ser madres. Sin embargo, hubo algo que me llamó mucho más la atención, la mención a algunas de las dificultades que encontró para compaginar la maternidad con ser freelance.

Hasta entonces, todos los libros sobre maternidad escrita por madres que había leído los escribían mujeres que trabajaban para empresas o muy famosas; sin embargo, me llamó la atención lo poco que había encontrado sobre ser mamá freelance. La lectura me hizo volver la vista atrás, a la llegada de mi primera hija y recordar cómo había cambiado mi perfil profesional, mi forma de trabajar y, en definitiva, una parte esencial de mí.

Ser mamá y freelance: ¡Así es como cambió mi mundo!

ser mamá y freelance

Sí, vale, lo primero que podría pensarse es que “adiós oficina en casa, hola cuarto del bebé” o “adiós horario de trabajo ideal, hola a trabajar cuando la peque me deje”; es cierto, un bebé lo llena todo, y no solo el espacio físico, también los tiempos.

Pero más allá de eso, ser mamá y freelance implica auténticos cambios en la forma de actuar, de trabajar, de organizarse y, sobre todo, un cambio en la mentalidad.

Limpieza de cartera de clientes

Antes de meterme en serio con las dificultades, confesaré que yo era consciente de que iba a haber cambios y de que mi tiempo se iba a reducir, pero lo imaginaba más bien como un cambio dentro de un entorno que controlaba; y como era yo la que llevaba en control, para prepararme, lo primero que hice fue una importante revisión de mi cartera de clientes.

No iba a tener tiempo y posibilidades para centrarme en todos los proyectos que llevaba antes de la maternidad, así que me despedí de muchos de mis antiguos clientes consciente de que no podría seguir prestando el mismo servicio de calidad y velocidad que hasta entonces con todos y cada uno de los que trabajaba hasta entonces.

Ahora sí, con una maleta más ligera, el viaje de la mamá y freelance estaba preparado. ¡Qué fácil sería trabajar mientras mi peque dormía cerca!

Pero no, resultó que no solo se trataba de trabajar con menos clientes; la maternidad para la freelance implica sentar nuevas bases, aceptar que todo a cambiado y buscar algo que funcione para la nueva realidad que es ser madre.

El instinto de la madre

Tras seis semanas de baja por nacimiento, me reincorporé a media jornada ya sabiendo que mi peque pasaba de estándares, no era un bebé “comer-dormir”, la mía dormía poco y mal, y siempre se despertaba llorando.

Así, recuerdo con tensión las primeras llamadas de los clientes para confirmar los proyectos en los que llevábamos tiempo trabajando antes del paréntesis del parto, y el miedo a que mi bebé rompiera a llorar en cualquier momento.

En una ocasión, mientras me explicaban uno de los nuevos proyectos, mi pequeña decidió despertar con ese llanto imposible de ignorar. Recuerdo como aquellos clientes que intentaban captar mi atención explicándome lo importante de su proyecto, de repente notaron que mi instinto acababa de activarse: ¡Habían perdido por completo mi atención!

Ni que decir tiene que la conversación tuvo que terminar de forma apresurada

Las necesarias horas de descanso

Trabajar cuando el bebé duerme parece la solucion mas lógica para seguir siendo productiva, pero ¿donde queda el tiempo de descanso de la mama? no es este el mejor momento para recurrir al cafe ni para pensar en el ya dormiré. Una mamá que no duerme es una mamá irritada y a la que le cuesta mucho más cuidar de su bebé.

En mi caso, el bebé no dormía por las noches y tampoco lo hacía por el día; así que yo tampoco dormía mucho. Cuando ella por fin cerraba los ojos, en lo único en lo que podía pensar yo era en cerrarlos también e, incluso, aun cuando me ponía delante del portátil, notaba como los párpados se iban cerrando.

Trabajar mientras el bebé duerme parece lo más lógico para una madre freelance, pero aprovechar para descansar mientras el bebé duerme es lo más práctico para no perder la cabeza.

La dificultad de la lactancia

Una mamá y freelance frente a su portátil con un bebé lactando colocado con un foulard. ¿Cuántas imágenes se pueden encontrar en Internet de esta idílica estampa? En mi mente me imaginaba ser una más de esas mamás… Si otras lo hacían y decían que era fácil, ¿por qué no iba a poder hacerlo yo también?

Pues no porque la lactancia no es solo dar leche, la lactancia es la forma en la que se crea el vínculo entre la mamá y el bebé.

El bebé no es un móvil que se enchufa y puede quedar olvidado hasta que se cargue, mientras toma leche, busca el contacto, el afecto y la atención de su madre; al bebé le gusta sentir que mamá le está mirando, le gusta agarrarle un dedo con su manita o que le cante canciones y le diga cosas bonitas… Así que no, el momento de dar el pecho no es el más productivo: es un momento que mamá y bebé comparten, y además, uno de los más bonitos que se pueden compartir.

Un duro proceso de aprendizaje

No cambiaría nada de estos últimos treinta meses, estoy satisfecha con el lugar en el que me encuentro y me siento orgullosa de ser una mamá freelance que trabaja en los ratos que encuentro libres.

Creo que la parte más complicada fue aceptar que la profesional que fui (siempre disponible y siempre trabajando al máximo) tardará tiempo en volver a aparecer porque ahora mis prioridades son otras, y no pasa nada por no ser profesional más productiva, la que más horas trabaja o la que más proyectos pendientes tiene en su bandeja de entrada.

Me gusta sentir equilibrada la balanza entre ser la mejor profesional freelance que puedo y la mejor madre para mis pequeñas.

Un comentario

  1. Hola María

    El mercado te pone todo muy bonito para que te embarques en una aventura que puede naufragar en cualquier momento en el proceloso océano de internet.

    Yo tengo que cuidar de una gran dependiente… que esa es otra. Y te entiendo perfectamente. No entraré en detalles por discreción.

    Un abrazo

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