En los últimos meses, el teletrabajo ha sido la forma más común de empleo. ¿Quién hubiera dicho hace unos meses que todos (o casi todos) los trabajadores descubrirían el teletrabajo durante el confinamiento?

Muchos de los que se han iniciado en esto del trabajo en remoto en estos días se llevan una impresión más bien negativa y, si pudieran elegir, no volverían a trabajar así. Creo que esta impresión se debe a varios factores que influyen en el éxito al trabajar desde casa y de los que hablo mucho en este blog:
- Alta motivación
- Dificultad para conciliar
- Rutinas
¿Por qué?
Motivación: La motivación correcta es necesaria para trabajar, en general, pero se hace esencial al hacerlo en remoto. En este caso, se habla de teletrabajo durante el confinamiento, lo que crea una predisposición negativa y, además, la celeridad con la que ha habido que adaptarse tampoco ha ayudado mucho a sentirse cómodo trabajando desde casa.
Conciliación: Tradicionalmente, se asocia el teletrabajo con la facilidad para conciliar, pero: ¡Oh, sorpresa! Teletrabajo y conciliación no son una pareja perfecta, también tienen sus conflictos. Al final, cada cosa requiere su tiempo tiene sus necesidades, y creo que nadie es capaz de dividirse en dos. Si a ello se le añade el confinamiento, la cosa solo puede terminar en desastre.
Rutinas: Tiempo para trabajar, tiempo para descansar, tiempo para el deporte, tiempo para el ocio; ese ha sido siempre mi secreto para el éxito trabajando desde casa, pero cuando todo ello se tiene que realizar en un mismo espacio, sin posibilidades de salir y teniendo en cuenta que el resto de las personas con las que se convive están igual, es difícil saber si es martes o jueves, ¡cómo para llevar rutinas!
Si a todo ello se añade la “amplitud” de la mayoría de los pisos en España, la necesidad de compartir espacios y equipos para trabajar o estudiar y el estrés por la situación sanitaria, lo curioso es que las cosas hayan salido más o menos bien en términos laborales.
Ahora bien, esto es lo que se aplica a los que han comenzado ahora con el teletrabajo y nunca había tenido posibilidad de teletrabajar, o lo hacían solo de forma esporádica y porque les apetecía. Pero: ¿Qué tal lo hemos llevado los profesionales del teletrabajo? Pues otros, no lo sé, pero no hace falta, porque puedo contar mi experiencia en estos meses.
Teletrabajo durante el confinamiento (en primera persona)
En una situación normal, considero que trabajar desde casa es la opción perfecta para mí, me organizo bien, me siento cómoda, tengo mi espacio y mis tiempos; pero esta no era una situación normal para nadie, para mí, tampoco. Y puedo poner varios ejemplos de lo excepcional que ha sido para mí:
No he podido teletrabajar
O, mejor dicho, he podido teletrabajar muy poco. En pleno boom del trabajo en remoto, he tenido muy poco que hacer. La mayoría de mis clientes son empresas extranjeras, sobre todo, de Italia, así que antes de que España se confinara, yo ya había empezado a ver cómo las empresas se cerraban de la noche a la mañana.
Puedo contar que, un día antes de que todo cambiara en Italia, elaboré un presupuesto de unos 700€ y traduje un comunicado de una empresa que informaba a sus clientes que seguía trabajando con normalidad… El primero, quedó en el aire; el segundo, no lo cobré al cliente porque entendí que nunca llegaron a usarlo. Todo quedó como en suspensión.
En España, el confinamiento tardó algo más en llegar, pero sus efectos tardaron bien poco en notarse. Muchas de mis empresas se quedaron en Stand By hasta saber qué ocurría y cómo les afectaba. Así que, básicamente, me he mantenido con dos clientes.
He tenido que solicitar la prestación para autónomos
La reducción del trabajo ha tenido como consecuencia una reducción de la facturación ya desde marzo. Tal fue el descenso que tenía derecho a solicitar la prestación para autónomos por descenso de la facturación.
He leído muchas quejas sobre la tramitación, pero debo reconocer que, en mi caso, el proceso fue bastante rápido. Envié la documentación a la mutua el 1 de abril y recibí la resolución el 9 de abril. El día 13 de abril recibí la primera cuota.
Algo más lentos han sido en la devolución de la parte correspondiente de la cuota de marzo, pero en este caso también considero que los plazos han sido justos.
No he seguido rutinas
Las rutinas son la mejor forma de teletrabajar con éxito, pero una de las más importantes para mí es salir cada día de casa, ya que ayuda a separar el tiempo de trabajo y el tiempo para estar en mi hogar, con mi familia.
Sin embargo, con el confinamiento, lo de salir de casa ha quedado anulado y, aunque mi intención ha sido mantener rutinas de trabajo, deporte, pausas y tiempo libre; al final, la situación y el estrés por la incertidumbre laboral y sanitaria, ha hecho complicado mantenerlas.
He tenido la motivación por los suelos
En el plano laboral, a la falta de trabajo, hay que añadir las previsiones de las empresas, muchas de las cuales me han indicado que no retomarán sus proyectos conmigo hasta finales de año.
En el plano personal, cansancio, estrés y preocupación por la situación laboral y sanitaria, se unieron a un embarazo que, por entonces entraba en el segundo trimestre. ¡Qué difícil se estaba poniendo todo! ¡Cuánta incertidumbre! Y por si no fuera complicado, la revolución de hormonas no ayudaba a encontrar el lado positivo.
He trabajado en pijama
¡Con lo poco que me gusta trabajar en casa en pijama! Pero claro, cuando el trabajo es poco, las ganas de trabajar aun menos y la motivación no existe, pues tampoco es que me preocupara mucho tener una imagen profesional.
Mi experiencia de trabajo durante el confinamiento entre marzo y junio fue más bien amarga, aunque también fue una situación que nos pilló a todos por sorpresa. En mi caso, a la incertidumbre por el futuro laboral, se unió el miedo a perder mi estabilidad laboral cuando mi familia iba a aumentar en solo unos meses.
Analizándolo con la perspectiva del tiempo, creo que el resultado ha sido más positivo de lo que pensaba, de momento disfruto de mi baja maternal y, para cuando se termine, espero que la situación sea algo más estable.
Y vosotros, contadme: ¿Cómo fue vuestra experiencia de teletrabajo durante el confinamiento? ¿Vuestra empresa ha tomado medidas para favorecer el teletrabajo si vuelve a haber confinamiento? ¿Qué habéis aprendido sobre el trabajo en remoto?
[…] Hace ya muchos años que comencé a teletrabajar, al principio con miedo y con incertidumbres; sin embargo, poco a poco encuentro en esta forma de trabajo la mejor alternativa y la que tiene más capacidad de adaptación ante cualquier adversidad, como se demostró en 2020, cuando una emergencia sanitaria nos dejó encerrados en casa varios meses y el teletrabajo se convirtió en la forma prioritaria de trabajo. […]
Uy! Primero, mi enhorabuena! Aunque lamento esta situación tan confusa que nos está afectando a tantos, de una manera u otra. Si te sirve de consuelo, también yo (que me gusta ir por casa de dandy parisino) acabé trabajando en pijama (un pijama muy chulo, todo hay que decirlo). Y también tuve que acogerme a la prestación extraordinaria de los autónomos. Trabajo en el sector editorial, que está muy revuelto. Alguna de las editoriales independientes para las que colaboraba ha tenido que cerrar (una pena inmensa). Otras están resistiendo mejor. Las dos grandes, Planeta y Penguin Random House, siguen en su particular combate de sumo. Pero en general, la incertidumbre lo ha invadido todo, y más ahora que se nos viene encima la segunda ola. Me siguen llegando encargos, más incluso de los que puedo aceptar, pero lo cierto es que nadie sabe cuál será la situación de aquí a cuatro meses. Hacer planes se ha vuelto literalmente imposible. En cualquier caso, te deseo mucho ánimo! Y cruzo los dedos para que la pandemia remita y todo se estabilice cuanto antes. Un abrazo!
Hola,
Muchas gracias. Entre la bajada de trabajo por el confinamiento y la baja por maternidad (un año en total), lo que me costará arrancar en marzo no va a ser poco…
La verdad es que una vez que lo peor pasó, muchas de las grandes empresas con las que trabajo adaptaron su maquinaria para producir mascarillas, geles, limpiadores o respiradores (y todo eso supone documentación que hay que traducir) y otras aprovecharon para actualizar su contenido digital o sus plataformas de cursos y formación; así que, trabajo no faltaba, lo malo era que había que ajustar al máximo los precios (que ya llevaban meses a la baja) y se exigía la mayor rapidez de entrega, ha sido una etapa muy complicada para todos.
Espero que lleguen tiempos mejores, sobre todo porque, cruzo los dedos pensando en que la segunda oleada nos pillará un poco más preparados (al menos, psicológicamente).
Un saludo