Hay periores del año que son malos para mi negocio. Hace años que lo sé; así que utilizo este mes y medio para otras cuestiones, como formarme, organizarme, analizar y planificar y, por supuesto, disfrutar de unos días de vacaciones.
Entre las muchas actividades a las que dedicar meses de baja productividad, puedo incluir:
- he asistido a dos talleres
- he analizado mi actividad en el último año,
- he revisado cuentas,
- he hecho limpieza de dispositivos
- he planificado objetivos para los próximos meses; a nivel bloguera (¡Y hasta parece que soy importante!)
- he tenido alguna reuniones que se han convertido en nuevos proyectos e ideas y que me han permitido conocer a profesionales y empresas.
Entre las muchas cosas que he hecho, he conocido un poco más de cerca los espacios de coworking, además, he podido hablar con quienes prefieren tener oficinas en casa y con quienes optan por el coworking. Personalmente me considero del primer grupo, yo trabajo muy a gusto en mi casa y me cuesta imaginarme trabajando de otra forma, igual que hay personas que han reconocido que les atrae más el ambiente de los espacios de trabajo compartidos con otros profesionales.
Gente hay de todo tipo y no todos son tan respetuosos con las decisiones y opiniones ajenas cuando no se ajustan a las propias y también he recibido algún comentario como:
No entiendo como puedes estar trabajando en casa si te puedes permitir una oficina
Es un error trabajar desde casa siendo mujer. ¡Sal
¿Por qué no optar por oficinas en casa?
Yo creo en la libertad para elegir y en que no hay opciones mejores o peores cuando uno elige de forma consciente, analizando ventajas y desventajas. De hecho, aunque yo me encuentro muy cómoda con mi trabajo desde casa, muchas veces he recomendado desecharlo como idea para otros si:
- No hay espacio para oficinas en casa
- No se cuenta con fuerza de voluntad para ponerse a trabajar cuando se está en casa
- Cualquier cosa sirve de distracción
- No es posible compaginar horarios con otras actividades o con personas con las que se comparte la casa
- Trabajar en casa aburre, desmotiva, deprime…
Voy a dejar clara una cosa desde ya: ¿Trabajar desde casa es más barato? No, al menos, en mi caso, no. Vivo de alquiler y, cuando busco casa siempre tengo que contar con que tenga una habitación extra disponible para convertirla en mi oficina, además, siempre indico que quiero una casa que no sea ruidosa durante el día, especialmente la habitación que será mi oficina. Así que no me vale cualquier casa.
Por otro lado, el coworking se está convirtiendo en una opción muy asequible, incluso para emprendedores novatos.
Oficinas en casa vs. Espacio de coworking
Después de:
- conocer un poco más los espacios compartidos de coworking
- hablar con profesionales que argumentan y dan buenas razones para trabajar de una forma u otra
- valorar mi experiencia propia qué significa trabajar desde casa
He llegado a una serie de conclusiones sobre las ventajas y las desventajas de uno y otro espacio.
Oficina en casa

Empezaré hablando por lo que más conozco: trabajar desde casa. Además, voy a comenzar por la parte negativa:
Distracciones
He de reconocer que sí las distracciones en casa son muchas y, si no se tiene una gran determinación y una fuerza de voluntad férrea, pueden ser el peor enemigo de la productividad. Lo de las distracciones es una lucha diaria, porque no hay dos días iguales y, del mismo modo que una jornada me levanto superproductiva, la siguiente me distrae el vuelo de una mosca.
A veces, incluso, me distraemos incluso cuando no tengo nada que hacer… No voy a poner yo un ejemplo, os dejo el enlace a un relato con me sentí completamente identificada y con el que me reí muchísimo https://maximodisaster.blog/2017/10/11/mundo-moderno y aclaro que, aunque se presenta en forma de relato, está basado en una anécdota personal de la autora.
La realidad del espacio de trabajo
Lo de disponer de un espacio de trabajo completo, acondicionado y a medida, es un pequeño lujo con el que a veces solo es posible soñar. En una casa que se comparte con otras personas, tener un espacio propio no siempre es posible y, mucho menos, tenerlo 7/24 los 365 días del año… ¡Ni siquiera yo tengo algo así!
Y a veces no se trata solo del espacio, los equipos y los materiales también se tienen que compartir o, peor aun, no se comparten porque son delicados y una pequeña inversión personal, pero están expuestos a un incidente doméstico.
No salir de casa
Y bueno, luego está lo de la pereza…
Que sí que está muy bien quedarse en casa los días de lluvia o nieve, pero de nuevo, como no se tenga fuerza de voluntad, y un gran motivo, pueden pasar días y días sin abandonar la comodidad del hogar. No salir de casa puede no ser lo más adecuado para la productividad y la creatividad.
Claro que, también hay otras cosas que compensan:
Total libertad de horarios
Como una absoluta libertad de horarios, que me permite trabajar si un día me despierto más pronto y me siento inspirada o, por el contrario si necesito estar trabajando a altas horas de la noche.
No necesito salir de casa para trabajar a cualquier hora si la demanda de trabajo lo justifica.
Privacidad, confidencialidad, concentración y más con oficinas en casa
Por otro lado mi espacio de trabajo me ofrece toda la privacidad que necesito, sin molestias y sin que nada me desconcentre cuando estoy realizando un proyecto especialmente delicado.
Y por supuesto, tengo toda la libertad para organizar y cambiar el espacio según me convengan: girando la mesa, retirando la silla, disponiendo libros y material según los necesite. Cosas que, por supuesto, tengo siempre a mano y siempre en el lugar en el que las dejé.
Cuarto de baño para mí sola
Aunque si hay algo que me gusta es que tengo un baño para mí solita. Que sí, lo tengo que limpiar yo, pero eso no me parece una desventaja ¡Todo lo contrario! Sé con qué periodicidad se limpia, con qué productos, además, siempre me aseguro de que hay jabón, papel o toallas limpias.
Espacio de coworking o alquileres por horas
Sinceramente, tener un despacho es algo que valoré al principio y, los espacios de coworking eran la opción que más se ajustaba a mi presupuesto. No me parecen una mala opción, solo considero que no son la mejor alternativa para mí y, al final preferí las oficinas en casa, pero, he de reconocer que me gustan de los espacios de coworking porque tienne sus ventajas:
Pagar dinero hace que la gestión de trabajo vaya como la seda
Una verdad como un templo, al menos para mí. Al tener que hacer un desembolso económico, seguro que mi productividad aumentaría en las horas centrales que da gusto, conociéndome, lo de las distracciones y los tiempos muertos se iba a acabar en cuestión de horas.
El prestigio de trabajar en una oficina
Mis clientes no están en mi ciudad, así que es raro que se pasen por la oficina. Pero no es lo mismo decir que se trabaja en casa, que poder presumir de espacio de trabajo fuera. Añadir una dirección que empiece por nombre de oficinas da categoría y una es freelance así que si a ese nombre se le puede añadir coletilla “coworking” quedaría muy cool, no vamos a engañarnos. Ofrece imagen, presencia e incluso prestigio es algo que se pierde teniendo la oficina en casa.
Y no solo de cara a los clientes, como ya he dicho en más de una ocasión, al hablar de mi profesión a cualquiera me miran con respeto y admiración, al decir que trabajo por mi cuenta, me hacen la ola, pero cuando añado: ” trabajo desde casa” todo el prestigio desaparece en segundos, algunos hasta me miran con pena…
La posibilidad de tener espacios para reuniones o similares
Y de nuevo, no tengo reuniones con clientes de forma presencial. Las pocas que tengo, son telefónicas o por Skype y para eso, ya tengo asignado un fondo coqueto en mi oficina en casa, vamos que no va a aparecer mi novio planchando por detrás ni nada parecido. Pero un espacio de coworking suele ofrecer espacios amplios y confortables para reuniones, talleres y otros. No solo me parecen una buena opción por cómodos, sino también porque algunos están muy bien acondicionados.
De momento, mis tareas se realizan completamente online, pero tengo años de experiencia en formación, y no descarto volver a dar cursos o talleres. En mi casa no lo veo factible, no solo por el espacio, también porque tengo una vecina a la que le gusta mucho compartir, en concreto, comparte su música con todos nosotros…
Claro que no todo son ventajas en el coworking:
No es tu propio espacio de trabajo
El propio nombre lo dice: co-working, así que estás compartiendo el espacio con otras personas que, sí, pueden ser tan buenos profesionales como tú y mejorar tu productividad por efecto contagio… ¡O todo lo contrario!
Los habrá silenciosos y otros que necesiten pasar mucho rato al teléfono; que requieran la misma concentración que uno, o cuyos trabajos permitan más dispersión; los habrá que tienen proyectos continuamente, y otros que, por baja demanda, se pasen la mitad de la mañana buscando a un compañero con el que hablar…
Los despistes
Me conozco bien, soy exigente con mi trabajo, pero también despistada. A veces necesito trabajar con material extra, así que lo tendría que llevar, y luego traer a casa para seguir trabajando, y luego volver a llevar… ¡Total! Que lo acabaría olvidando en algún lado.
Veo lagunas en el tema de la privacidad y la confidencialidad
Por mucho que me aseguren que hay medios y formas de evitar problemas en ese sentido, yo al tema de la privacidad le veo bastantes lagunas. Si me llama un cliente supersecreto, ya me encargaré yo de hablar sin que nadie se entere; si estoy trabajando con material sensible y me tengo que levantar al baño, ya bloquearé la pantalla, pondré contraseñas, activaré una alarma y pondré un cepo si hace falta.
Sin embargo, el problema sigue siendo que somos muy cotillas, de hecho, a veces, ni bloqueos, ni contraseñas, ni muros, hay gente que se pone a buscar información descaradamente mientras una está concentrada y nunca se sabe qué información han pillado, como la interpretan o con quien la van a compartir…
Hace nos días, recibí la última newsletter de Erika Martín y el contenido me encantó por útil y realista. Incluía un montón de consejos para salvaguardar la privacidad (podéis descubrirlos pinchando aquí), y por supuesto, no se olvidó de los espacio de coworking, así que si trabajáis en uno quizás os interese echarle un vistazo y analizar si, realmente, vuestros datos confidenciales están seguros.
Yo lo tengo claro: ¡De momento prefiero las oficinas casa! ¿Y vosotros?
[…] A pesar de que el tiempo no acompañaba, a lo largo de la mañana nos fuimos reuniendo en el espacio de coworking varios freelancers. Algunos con proyecto ya estable y años de experiencia, como yo; otros que […]
Je, je, ¡creo recordar que te conocí a través de ese cuentecillo, así que ya es otro motivo para tenerle cariño! (mil gracias por citarlo). En casa —dos freelances— empleamos las dos modalidades: yo he optado por el “despacho casero” (y, la verdad, me encanta) y mi media naranja por algo muy parecido al coworking, sin llegar a serlo del todo: el “business center”. Al disponer de un pequeño despacho no compartes espacio en una sala. Las principales ventajas son la intimidad, el precio económico (en función del número de puestos que desees) y la disponibilidad de todos los servicios (como en el coworking), entre otros, el de atención telefónica. Algo debe tener lo de trabajar en casa, sin embargo, porque veo que mi amado se ha instalado un ordenador y, en cuanto me descuido, lo tengo trabajando aquí, lo que me lleva a proponerte una entrada espinosa: “Cómo compartir vivienda con otro freelance sin morir en el intento”. Me ha encantado este post, María: ilo he leído con la sonrisa puesta! Por cierto, muy interesante el blog de Erika. Un beso, guapa.
Es que hasta en el coworking hay niveles, hay espacios bastante cutres y otros que están muy bien, y en los que se cuidan los detalles, incluso algunas empresas pequeñas y medianas optan por ellos para ahorrar y, de paso, porque queda muy “cool”.
Me apunto la sugerencia: mi correspondiente tiene un trabajo en empresa, con su horario normal de lunes a viernes, pero tiene un hobby que asume como un trabajo y, en cuanto me descuido me invade mi ofi, él…¡Y sus bártulos! !
El enlace post lo tenía reservado desde hace mucho para citarlo en cuanto pudiera porque refleja muy bien una de las consecuencias típicas de trabajar en casa, así que las gracias, a ti, por tu fantástica relato. Me alegro de que el blog de Erika Martin te haya gustado, para mi sus entradas son imprescindibles por divertidas y amenas, pero también porque siempre aprendo algo, además, publica una cada 15 días, así que las lecturas no se acumulan.
Un beso
Hola Máximo Disaster, me alegro de que hayas echado un vistazo al blog y que te haya parecido interesante.
María, ¿qué te puedo decir? es genial saber que aprendes cosas con mi blog y la newsletter, a pesar de tener profesiones distintas y lugares de trabajo disitntos. Sobre el coworking investigué hace tiempo porque escribí un post. Para el próximo viernes tengo preparado un artículo sobre una nueva modalidad de oficina compartida que está arrasando en otros países. Aquí lo dejo.
Muy buena semana a las dos.
Hola María,
trabajar en casa o en un coworking es una elección personal. Cada una de estas formas tiene sus ventajas y desventajas, pero si tú te encuentras más a gusto en casa, pues ¡olé! porque eso va a tener impacto en tu productividad. Nunca he trabajado en coworking pero supongo que será como en una oficina “tradicional”: compañeros gritones y cotillas, los que te interrumpen, ruido de fondo, el servicio que no sabes cómo lo limpian (me ha encantado este punto). Y, sobre todo, en algunos coworkings no tienes un puesto fijo; tiene que ser un incordio colocar todo todos los días y recogerlo cuando te vas a casa.
Gracias por compartir mi newsletter, menuda sorpresa me has dado.
Disfruta lo que te queda de vacaciones.
Un abrazo!
Hola Erika:
Hay espacio de lo más variados, y en algunos hay algo más de privacidad, claro que también depende de cuanto se quiera (o pueda) gastar cada cual, pero vamos, que en general deben de ser como oficinas tradicionales y, al final, la productividad seguro que baja. Lo del baño está muy infravalorado, a mí lo peor que me ha ocurrido fue el día que mi novio se dejó la tapa subida y yo no me di cuenta…
No sabía lo del puesto no fijo: eso debe ser como lo de plantar la sombrilla en primera línea de playa, los habrá que madruguen para “plantar el PC” aunque luego no aparezcan hasta las 12. Ya me imagino las estrategias para evitar los peores lugares, como la mesa al lado de la puerta o la que está junto al WC…
Tu newsletter llegó de forma providencial jeje, estaba preparando el post para dejarlo listo para las vacaciones y cuando vi que hablaba sobre confidencialidad, llamó enseguida mi atención, y por si fuera poco citabas los espacios de coworking!! Así que gracias a ti 😉
Un beso
Hola María
Otra ventaja de trabajar en casa, si tienes la posibilidad de ese despacho personal, es dedicar parte del despacho a un set de grabación. Puede que algún coworking tenga este tipo de sets, pero siempre dependerá su uso del horario de otros.
Un set de grabación te va a permitir grabar vídeos de mejor calidad. Puede que un canal de vídeo no le sea útil a mucha gente; pero quien lo tiene lo acaba rentabilizando.
Un abrazo
Hola :
Las posibilidades de personalización son muchísimas con un espacio en casa y el espacio de grabación es un buen ejemplo de ello, desde luego
Saludos
Hola María! Opino igual que tú! Y ya cuando dijiste “despistes” ahí me quedó claro que necesito estar en casa jajajaja abrazos!
Jajaja. Hay personas a las que eso no les importa, pero las despistadas sabemos que el riesgo es alto 😉
Para mi es evidente que en casa. De hecho he luchado hasta encontrar el lugar que deseaba: paz, tranquilidad, campo, silencio, pueblo. Para mi lo más dificil es controlar las horas de trabajo, no me preocupa la pereza ni distraerme. Salir de casa es una obligación, aunque sea para comprarte un chicle. Descansos cada X obligatorios. Un café, un té. La música ambiente (chillout, zen o parecidas) necesaria. Pero lo más importante, no puedes olvidar salir a buscar clientes. Saludos
Hola:
Cada uno tiene sus puntos fuertes y sus ventajas, como dices, para mí poder elegir el lugar en el que vivir y poder trabajar con grandes empresas de zonas industriales sin tener que vivir en una ciudad contaminada es una de las mejores. La organización también la llevo bien, aunque las pausas cada X, no tanto…
Gracias por tu comentario.
Un saludo
Me encanta leerte,no trabajo comí freelance ni nada parecido pero aprendo mucho contigo,soy curiosa,eso si
Muchas gracias por tus palabras y muchísimas más por decicarme unos minutos cada semana 😉
Es un placer☺
En casa, también. Entre otras cosas el tipo de horario que puedo dedicar a trabajar…
Me he quedado… no me sale la palabra, con el “es un error siendo mujer”. ¿Por qué? ¿Si eres hombre está bien? No entiendo.
Ah, ¡es que eres importante! ¡Disfruta las vacaciones! Besotes
(Recuerdo ese relato de Disaster, ja, ja)
Hola:
Es que en casa se está muy a gusto 😉
Yo me quedé igual, además, fue el comentario de otra mujer. Por el tono y la cara (difícil de olvidar la reacción), me sentí como si alguien me hubiera obligado y estuviera encerrada desconectada del mundo, con el tiempo he pensado que quizás también fuera una cuestión de edad, ella tenía casi el doble de mi edad, quizás con mi edad renunciara a mucho por quedarse en casa. No sé.
Me sentí tan identificada cuando leí el relato que enseguida tuve claro que tenía que enlazarlo a algún post!!
Un beso