El Arte de Trabajar en Casa

Por @virginiagarnie

A menudo hablamos de las dificultades y beneficios que implica trabajar desde casa en términos generales, pero ¿qué opináis qué ocurre cuando la tarea que desempeña el trabajador desde casa es generar “ocio” a los demás? He aquí mi reflexión sobre el Arte de trabajar en casa.

El Arte de Trabajar en Casa

Las maravillas de nuestro tiempo libre

Todos tenemos aficiones. Todos contamos con un hobby con el que llenar nuestro tiempo libre. Absolutamente todos dedicamos espacio en nuestra vida a distracciones que nos ayudan a relajarnos, evadirnos o disfrutar. Hablo de cine, música o lectura. Tres ejemplos que conllevan una gran serie de oficios detrás para que nos deleitemos durante hora y media, tres minutos o una semana.

trabajar

Puede darse el caso que seas un gran aficionado al cine, posiblemente serás capaz de entablar horas de conversación citando nombres de actores, directores, lugares de rodaje, fechas de estrenos, duración de rodaje… ¿Pero cuántos de nosotros nos paramos a pensar en las horas que se dedica a trabajar un guionista para que disfrutemos de su historia durante hora y media? ¿Cuántos sabemos las horas que ha invertido un diseñador de criaturas fantásticas para que yo disfrute de un personaje ficticio que puede aparezca en la película durante 10 minutos? Todos sabemos quién es el Maestro Yoda, pero ¿cuántos podéis decirme el nombre de su creador sin consultarlo primero en internet?

Profesiones gratificantes pero muy desagradecidas

Con esta cavilación llego a la simple conclusión de que mayormente retenemos el “producto” final o la cara más visible de dicho “producto”, la mayoría no somos capaces de valorar el esfuerzo y la dedicación de muchos profesionales que nos generan tantas emociones a los aficionados.

Opinión desde primera línea

En mi caso, hablo desde la experiencia de convivir con uno de estos “productores de ocio”.

Su ocupación es dibujante y guionista, principalmente de cómics, y como cualquier otro trabajador desde casa lidia con los mismos inconvenientes de base. Yo principalmente los resumiría en tres:

  • Respeto del lugar de trabajo.
  • Reconocimiento del oficio por parte del entorno.
  • El arte también tiene un precio.

La oficina del Artista

Su lugar de trabajo se ubica en el salón de la casa, algo poco habitual y posiblemente desconcertante para muchos, pero en este caso tiene un razonamiento sencillo. Las horas de trabajo son tantas que si tuviera una habitación de la casa como “oficina” estaría literalmente recluido, y en este caso para el tipo de trabajo que realiza no es necesaria este tipo de concentración. En comparación con otro tipo de ocupación, él si puede concentrarse en su tarea mientras a su alrededor ocurren acciones calmadas. Como realizar bocetos mientras escucha música o entintar un cómic mientras oye (y yo veo) una película. Es una ubicación de trabajo peculiar pero que nos concede algo de tiempo en común.

La única complicación que puede surgir es cuando hay visita en casa. Aunque la consigna es clara, y los invitados ya la conocen: la mesa de dibujo NO se toca. Nunca ha supuesto un problema que sus herramientas de trabajo estén a la vista, nuestros amigos son muy respetuosos con ello, la única precaución extrema se toma en guardar a buen recaudo el material de trabajo que esté realizando en ese momento (bocetos, esquemas…) para mantener la intriga sobre la próxima entrega.

Dibujar también es un trabajo

Cuando te dedicas a una profesión amable, una profesión divertida y con la que disfrutas, algunas personas desde fuera no logran ver la seriedad de tu trabajo.

No se puede generalizar y por supuesto no todo el mundo lo ve así, pero es cierto que hay profesiones que no se toman tan en serio o se confunden con un hobby. Sumado al denominador común de trabajar desde casa, pues a veces te encuentras con quién tiene dificultad para comprender que el hecho de quedarte en casa un fin de semana no es por estar tirado a la bartola, si no que no acudes a tal evento porque hay que cumplir un plazo de entrega al que te has comprometido como profesional.

El Artista también paga facturas

Tendemos a concebir la idea de que el arte, en cualquier formato, debe ser accesible para todos como complemento cultural.

He aquí el eterno debate.

Abordaré la cuestión con un simple ejemplo. Cuando llamo a un electricista a casa para que me arregle un enchufe y me da el presupuesto, no sé me pasa por la cabeza decirle: “¡pero cómo me vas a cobrar por poner dos cables! Si no tardas nada…” . Me podrá parecer costoso o barato, pero no se me ocurre pedirle que haga el trabajo gratis. Lo mismo debe ocurrir cuando solicitamos una diseño a un ilustrador, no sé le puede contestar: “¡bah¡ ¡cómo me vas a cobrar si es juntar tres líneas!”. La diferencia es que el ilustrador sabe donde juntar esas tres líneas, y tú no, por ese motivo acudes a él. Al igual que el electricista, ambos son profesionales que han invertido sus años de formación y entrenamiento para adquirir los conocimientos necesarios, para disponer sus herramientas, y por supuesto, han dedicado tiempo de trabajo para realizar dicha tarea. Por lo tanto, me parece completamente lógico que si le pides un servicio a un profesional te requiera de una remuneración.

Reflexión sobre trabajar en el arte

En mi opinión hemos de ser flexibles con estas profesiones. Porque de manera física, en casi todas las localidades, y también en el ámbito de internet tenemos acceso a todo tipo de contenido gratuito (música, cine, cómics, tutoriales de formación…) del que podemos disfrutar, aprender o compartir. Pero cuando queremos disfrutar o poseer un servicio más exclusivo, no podemos pretender siempre de la disposición gratuita.

Toda profesión y profesional merece su reconocimiento. Por su lugar de trabajo, por su remuneración y por su oficio. Pero absolutamente, y ante todo, merecen nuestro respeto.

Este artículo es una colaboración con la redactora de Los Peces Beben Tinta.

Muchísimas gracias por colaborar en este espacio y por tu interesante aportación. ¡Seguimos en contacto!

 

6 comentarios

  1. En efecto: hacer arte es trabajar. Es una actividad intelectual, como la de los contables, y a nadie se le ocurriría decir que el oficinista de turno no se merece su salario. El paralelismo, creo, está claro, aunque el problema surge, evidentemente, por no contar (por regla general) con una retribución fija y por ser, en la inmensa mayoría de los casos (por cada artista que vive de su arte, hay un porrón que no) una actividad desarrollada en el tiempo libre.
    Pero si, insisto: es un trabajo. Y que suele requerir un montón de tiempo.

  2. Pienso lo mismo Virginia!! Cuando alguien hace lo que le gusta casi todos siempre creen que no te importará hacerlo gratis.. y ni hablar del reconocimiento, como dices conocemos los “personajes” pero no quien los hizo.. me encantó el post!!

  3. Muchas gracias a ti por acogerme en tu espacio, es un placer maravilloso!! Feliz jueves compañera!! 🙂

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