Si hay algo que con el tiempo he aprendido es que no hay cliente “para siempre”. El ideal sería tener clientes estables, siempre los mismos – buenos clientes, mejores pagadores a ser posible – y centrar los esfuerzos en desarrollar proyectos para ellos; la realidad es que hay que conseguir tener proyectos siempre.
Hay clientes que proponen un proyecto y de los que después de terminarlo nunca más se sabe; los hay que prometen relación de continuidad o largo plazo y, en realidad, no lo son; los hay que parecen pequeños proyectos puntuales y se convierten en relaciones laborales de años; los hay que no merecen la pena al freelance por muchos motivos…
Nunca se sabe cuándo ese cliente que parece tan estable, o ese de facturación “interesante” puede desaparecer o cuando necesitará cambiar de estrategia. Pero lo cierto es que, un freelance solo puede contar consigo mismo y con su capacidad para reinventarse sin dejar de buscar nuevos proyectos, y sin acomodarse en la tranquilidad de tener varias cuentas con clientes estables.
La motivación para trabajar en casa
Y sí, se habla mucho de lo bueno que es trabajar en casa, de las ventajas que ofrece y de que, hace falta tiempo, pero se puede lograr trabajar en casa, e incluso tener éxito y numerosos proyectos.
Pero menos se habla de que siempre hay temporadas en las que, de repente, la demanda de proyectos cae, por el motivo que sea. Un profesional freelance con experiencia trabajando de forma autónoma, desde casa o no, acabará entendiendo que se trata de ciclos, pero para un novato o para alguien que ya cuenta con algo de experiencia, que un buen día vea que al correo no llegan proyectos nuevos, asusta bastante.
Es ahí cuando la motivación juega un papel importante y cuando contar con objetivos profesionales que vayan más allá de tener proyectos ayudará superar ese periodo aprovechándolo para acercarse a la meta de los objetivos.
El “colchón”
Si hay una palabra con la que definiría el trabajo en casa esa sería “irregular”. Irregulares son los proyectos, que pueden llegar de forma masiva obligando a ampliar los horarios y a renunciar a los fines de semana, o desaparecer, haciendo que sea difícil rellenar los horarios normales; irregulares los clientes, que pueden aparecer y desaparecer, ser a largo plazo o de breve término, que pueden enviar proyectos jugosos o pequeños trabajos. Irregulares los ingresos, que pueden llegar el bloque a la cuenta, o que pueden quedar como pendientes.
La tranquilidad para mantener un proyecto de trabajo en casa a largo plazo, más allá de las irregularidades está en no olvidar contar con un soporte económico para que las épocas de bonanza sirvan para soportar las de escasez, de forma que estas sean solo temporales.
Al final, el trabajo en casa es algo de lo que mucho se puede hablar, como ejemplo este post, en el que he batido mi record de palabras, y en el que he dicho muy poco si lo comparo con todo lo que he aprendido.
Está lleno de experiencias y anécdotas que hay que vivir en primera persona para entenderlas y saber como afrontarlas, porque es lo que convierte el proyecto de trabajo en casa en una realidad con la que ganarse la vida.
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La cabezonería es clave… Si no fuera por eso, no sé si hubiera durado ni un año!!
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Uy, pues de alguno hasta me sobra, como ilusión… vale, y cabezonería, ja, ja. Ya te contaré 🙂
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Muchas gracias. ¡Qué ilusión tu comentario! Después de todo, ayudar a quien trabaja como yo con mi experiencia era mi objetivo, pero creo que es mucho más valioso (al menos para mí lo sería) ayudar mostrando a quien comparte nuestra casa un poco de nuestro día a día y de nuestras dificultades. Un beso
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¡Muchas gracias!
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No hay nada que no se pueda lograr con un poco de ilusión, algo de empeño (o de cabezonería), bastante de paciencia y mucho de actitud. Con esta fórmula, antes de que te des cuenta estarás celebrando una década 😉
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Gracias por otro acertadísimo comentario que tanto aporta. Los motivos por los que se deja de trabajar con empresas clientes son tan variados, algunos de ellos tan curiosos e insospechados, que darían para escribir varios post… ¿quién no ha perdido de la noche a la mañana a ese cliente que parecía eterno?
El tema de buscar nuevos clientes es uno de los más complicados y, a veces es cierto que buscar en temporada de vacas gordas pueden parecer contraproducente, pero no han sido pocas las ocasiones en las que una campaña de captación lanzada en ese momento, me ha salvado en un periodo de vacas flacas…
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Feliz aniversario! Creo que los que trabajamos fuera de casa no sabemos la de dificultades que conlleva, por eso este blog mola tanto, a mí me ha ayudado mucho a comprender a mi pareja. Un besazo de http://www.lachicadelamaleta.com
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Reblogueó esto en tomtom_max.
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¡Feliz aniversario!
Me vienen muy bien tus consejos ahora que estoy despegando en mi propio proyecto… ojalá en cinco años yo también pueda dar tan buenos consejos 🙂
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Querida María: antes de nada, ¡felicidades por tu quinto aniversario como trabajadora que se enfrenta a un doble reto: “ser freelance” y, además, “trabajar en casa”! He leído tu post con gran interés y, como siempre no puedo estar más de acuerdo. Por mi parte he perdido la cuenta (glup) de los años que llevo trabajando en casa y, por si fuera poco, compartiendo vivienda con otro freelance. De hecho, tenemos reglas estrictas sobre el uso de la casa (y los momentos en los que nos encontramos durante la “jornada laboral”) para preservar la armonía familiar. De todo lo que has dicho, me quedaría con algo real como la vida misma: con independencia de lo buena, puntual y eficaz que seas, los clientes se pierden, en muchos casos por causas ajenas a nosotros y la calidad del trabajo realizado. Por ello es imprescindible seguir buscando nuevos clientes, incluso en los momentos de vacas gordas, lo que a su vez plantea un nuevo desafío: si mi campaña de captación funciona, ¿puedo hacer frente a la demanda? En fin, que la vida del freelance está llena de incertidumbres y tus posts ayudan a clarificar muchas de ellas. Un abrazo, compañera.
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